todo el mundo me observa...

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pero en realidad yo observo a todo el mundo!!!

miércoles, 8 de mayo de 2013

Las ganas de querer comerse al mundo


En estos días de ocio he decidido aprender a usar la patineta. ¡Qué sensación de libertad¡ de velocidad, pero por sobre todas las cosas… de dolor. Siento que he besado el suelo más veces que Juan Pablo II.

A pesar de todas las caídas, estoy muy contento, muy satisfecho de mi mismo y muy orgulloso, porque quien me está enseñando a patinar –yo he tenido mentor para todo hasta para abrir mi cuenta en twitter- me ha estado comentando: “Nelson, ya lo tienes bajo tu dominio, la semana que viene empezamos con la patineta”.

A decir verdad tal vez tenga que asumir mi realidad, hay una edad para cada cosa, esta idea de querer patinar al estilo Tony Hawks no va conmigo. Porque no me veo como esa gente que a los 60 años dice: “yo voy a aprender a hacer breack dance” igual y terminan como un pretzel. Para llevar golpes ya hay otras edades, como la juventud.

La juventud baila, se golpea, es la época en que se regeneran los huesos. Quién no se ha lanzado colina abajo dentro de un caucho gigante golpeándose con la gran piedra al final del camino que te frena en seco. Y no pasa nada, porque tienes 17 años y los huesos se regeneran de manera tal que da gusto verlos. Ojo sólo los huesos, ya las neuronas es otro cuento.

Sin embargo, existen jóvenes que se plantean hacer cosas de viejos, y eso no es muy bueno que digamos. Imaginemos a un joven jugando ajedrez en la plaza, solo viendo las hojas caer o alimentando a las palomas, las personas que pasan piensan: “pobre, se ha quedado sin neuronas de tanta droga” bueno, de la droga o de tanto jugar videojuegos.

Lo cierto es que cada cosa en su debido momento. Mejor vuelvo a lo normal de una persona de 26 años, vivir de mis padres, hasta que pueda vivir de mis hijos.