Algunas veces creo que vengo de una raza notable por la fuerza de la imaginación y el ardor de las pasiones. Algunos me tildan de loco, a lo que refuto que todavía no se ha resuelto la cuestión de si la locura es o no la forma más elevada de la inteligencia. Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche y para bien o para mal, me confieso soñador.
Debo confesar que hace un par de meses mis pensamientos se han tornado incondicionales e irrevocables ante tu recuerdo, las noches ahora tienen otro significado, no eras más que una persona semejante a millones de personas, pero ahora te has vuelto única en mi mundo; este sentimiento no puede ser real, este sentimiento no puede existir, aunque en el mundo de nosotros los mortales existe.
No hace falta que al abrir mis ojos estés a mi lado para observarte, es tu recuerdo el que siempre me acompaña; no es para menos, te has convertido en aquello que siempre he buscado pero que en oportunidades se ha desvanecido. De improvisto te me muestras humilde y llena de sinceridad manifestando que te duelen las cosas que hay que dolerle a una persona en esta vida. No es para menos que te dedico estas líneas, aunque lo he experimentado antes; este momento, en el que te pienso mientras escribo, te lo ofrezco con el pasar de los segundos.