En Venezuela, las
alcabalas están de moda, para llegar a un hogar dentro de una urbanización, se
deben pasar mínimo dos de estos puestos de seguridad, reflejo de una realidad
que nos está asfixiando, la inseguridad.
Son muchos los casos conocidos por las victimas, robos y
secuestros son los más sonados, pero a todo esto hay una interrogante, ¿son
estos elementos los verdaderos causantes del miedo colectivo en el país o sólo
una sensación?
El mal puede venir de
afuera
Los medios de comunicación siempre buscan la causa del mal, y
como las fuentes de amenazas no se pueden dejar a merced de percepciones
difusas a los receptores de los mensajes comunicacionales (lectores, lectoras,
usuarios y usuarias) para que sean ellos quienes concluyan en una percepción difusa
de dónde está la causa del mal, entonces, los mass media dotan a los miedos de
cierta racionalidad dándole presencia real.
De todo esto, los medios proporcionan lo que se puede
considerar como un “rostro reconocible” al miedo, que bien se puede interpretar
o identificar como: una mala gestión gubernamental (en todos sus ámbitos,
destacando la violencia, la criminalidad y pare usted de contar) incluso otro “rostro
reconocible” que algunos medios vinculan con el miedo social perenne en
Venezuela está relacionado al “Socialismo del Siglo XXI”; generalmente esta
teoría se presenta en épocas pre-electorales fundamentada en diferentes
variantes (la pérdida de la libertad individual, la propiedad privada, etc.).
Finalmente ¿Cuál puede ser la consecuencia del uso del miedo
como elemento de manipulación política? La respuesta es evidente, la erosión de
la sociedad, motivado a que las personas desconfiarían de todos al llenarse de
pánico desintegrando la solidaridad; por otra parte se consolidarían nuevos
procesos de comunicación en torno a los miedos generando que los ciudadanos no
se “reconozcan” entre sus semejantes; acentuando las diferencias (aquél que no
se parece a mi, es peligroso) todo esto llevaría al incremento de la
intolerancia social.
Vivir en el país del
miedo.
Incluso la forma de habitar, se ha visto modificada por el
temor; cada vez son más las personas que se limitan a los espacios privados
porque según su creencia, esa sería la única fuente de garantizar cierta
seguridad; dejando en total olvido a los espacios públicos.
La representación que las personas asumen al leer u observar
informaciones manejadas desde el miedo, será “la realidad verdadera” y genera,
por lo tanto, en la sociedad sensaciones de violencia e inseguridad; a partir
de esta creencia tendremos una ciudadanía poseída por una “angustia cultural”
transformando al país en un lugar ajeno a quienes lo habita.
Aunque lo evitemos, el miedo siempre estará presente en
nosotros y nos mantendrá alertas, sin embargo hay que saber manejarlo e
identificarlo, es entonces cuando se hace necesario reconocer diferentes
planteamientos tales como:
- - No dejar que el miedo afecte nuestro comportamiento como ciudadanos.
- - Evitar que los medios de comunicación social generen efectos en la ciudadanía para contrarrestar la erosión de la sociabilidad.
- - Identificar la realidad subjetiva y objetiva del miedo, es decir, lo que se percibe de manera individual y lo que en realidad está sucediendo.