Luego de la cena, donde las promesas se van como uvas en las manos, es típico reposar y pensar por nuestras acciones, perdernos en un viaje interno hacia el mundo paralelo es decir al centro de nosotros. Ese no es mi caso ni el de mi familia, solo comemos, brindamos y esperamos que den las 12 campanadas, la reflexion se las dejamos a los que tal vez se arrepienten, de lo que hn realizado durante esos 365 días de sus vidas, solo pensamos en pasarla bien y de mejorar con la llegada de este año.
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