Con seguridad, muchas personas
tienen una cuenta en Facebook. Pero tal vez no conocen las razones del tremendo
crecimiento que ha tenido esta red social en menos de 10 años, donde al menos
700 u 800 millones de usuarios se han sumado a esta plataforma, una cifra que
continua en crecimiento.
Un estudiante de Harvard llamado
Mark Zukerberg creó Facebook un sitio
web de redes sociales, en un principio bajo un contexto universitario y
rápidamente se ha convertido en un fenómeno internacional. ¿Pero a qué se le
puede atribuir el éxito tan arrollador de esta red social?
Los seres humanos necesitamos muchas cosas para vivir, como por
ejemplo: agua y comida, pero hay una exigencia básica, primaria, algo que buscamos
todos desde que nacemos hasta que partimos de este mundo, el reconocimiento,
ser importantes para alguien.
Es aquí donde el autoestima juega
un papel fundamental, pero para poder auto estimarnos, nos tienen que estimar,
el ser humano vive en una búsqueda ansiosa de reconocimiento, esta necesidad
siempre ha existido aunque anteriormente era más sencilla. Ahora vivimos en
ciudades inmensas en las que nos convertimos en una hormiga perdida en el
hormiguero, las familias son cada vez más pequeñas y nuestros amigos estan cada
vez más distantes.
Es ahí donde entran en juego las
redes sociales, estas se pueden comparar como una ventana, te asomas a ella y encuentras
amigos, gente conocida, que te reconoce, te puedes comunicar, relacionar,
cuelgas fotos de ti y de tus seres queridos anuncias lo que hiciste y lo que
vas ha hacer como si estuvieras en una reunión familiar, y en ese espacio
virtual igual que en la vida real puedes hacer dos cosas que nos encantan a
todos, presumir de tu vida y enterarte de la vida ajena, si esas dos cosas nos
encantan a todos y a todas aunque se diga lo contrario.
Nos encanta presumir, es decir
mostrar los que tenemos, porque somos vanidosos y nos encanta meter las narices
en la vida ajena porque somos chismosos y ambas cosas las facilitan las redes
sociales, porque así somos los seres humanos, fanfarrones y entrometidos, lo
malo es cuando las cosas se exageran.