Desde que inicié el mundo del “dibujar con luz” muchos me han cuestionado
cómo lograr una fotografía aceptable, luego de pensarlo e investigar entendí
que todo es cuestión de realizar una ecuación sencilla para algunos, compleja
para otros, en esta operación influyen tres factores: Velocidad de obturación,
Diafragma y el iso; A la hora de ajustar la cantidad de luz que accede a
nuestro sensor a través del objetivo estos elementos se conjugan y ofrecen “la imagen
perfecta”.
El diafragma: Cuestión de apertura
La apertura del diafragma define
el ancho del tubo por el que pasa la luz y se mide mediante una nomenclatura
denominada números f. Cuanto más ancho, más luz entra a la vez, y menos
tiempo necesitamos que el diafragma esté abierto para conseguir una misma
exposición. Sin embargo, al usar una mayor o menor abertura afecta a la profundidad
de campo que es esa zona nítida o borrosa que se apreciará posteriormente en
nuestras fotos.
La profundidad de campo efectiva
dependerá de una combinación de la apertura, la distancia focal que estemos
utilizando, y la distancia a la que estemos del objeto que estamos enfocando en
la escena.
La velocidad de obturación: un click en cuestión de segundos
Cuando pulsamos el disparador de
la cámara, en realidad lo que hacemos es accionar el obturador. El obturador
suele ser unas cortinillas situadas delante del negativo, las cuales, al
abrirse, dejan pasar la luz que impresionará la película.
Cuando el tiempo de obturación
aumenta o disminuye, el tiempo de exposición de la película de imagen aumenta o
disminuye de forma similar al ajuste del diafragma, que deja penetrar dos veces
más o menos luz con cada graduación.
Para captar con nitidez motivos
en movimiento hay que recurrir a una velocidad alta de obturación, que
dependerá de factores como la velocidad del objeto y la distancia a la que nos
encontremos. Sin embargo el factor que más nos condicionará a la hora de
escoger la velocidad de obturación será la luz. En condiciones de luz escasa
podemos aprovechar las pausas naturales de los objetos en acción.
La sensibilidad ISO: Intensidad a la orden del día
El ISO es, junto con la apertura
del diafragma y el tiempo de exposición, uno de los tres elementos que definen
la exposición en tus fotos. La sensibilidad ISO marca la cantidad de luz que
necesita nuestra cámara para hacer una fotografía. Este concepto, que viene
arrastrado de la fotografía convencional, se mantiene en la fotografía digital,
aunque sus fundamentos son algo diferentes.
La mayor calidad de imagen con
una cámara digital se obtendrá usándola a su menor sensibilidad ISO
equivalente. El uso de sensibilidades ISO mayores se traducirá en un aumento de
pixeles distribuidos al azar, principalmente en las zonas de sombra de la
imagen.
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