Me
permito recordar aquella dulce época cuando fui scout, de aquel entonces me
viene a la mente la siguiente frase: “El scout ve en la naturaleza de dios, la
cuida y la protege”.
Lo
días han transcurrido en mi vida dejando muy atrás las historias de los jóvenes
“siempre listos” demostrando que son otros los intereses que llaman mi atención
por ahora, como las letras por ejemplo; sin embargo me dispongo a escribir, en
esta oportunidad, sobre un tema ecológico para hacer honor a mi pasado verde.
Cada
vez hay más edificios, más carreteras y más casas, la ciudades crecen de forma
impresionante, pero por otro lado cada vez hay menos áreas verdes, los bosques
se han ido reduciendo a pequeños manchones y esto lo podemos ver en mapas a los
que se puede tener acceso desde Internet.
Estar
rodeado por arboles es una experiencia totalmente diferente, la temperatura es
más fresca, el ruido y los malos olores disminuyen significativamente, uno se
siente relajado y tranquilo, curiosamente hasta respiramos calmada y
profundamente. En cambio, cuando estamos justo en el centro de una zona urbana
o en una calle muy transitada inmediatamente nos ponemos alerta, comienzan a
elevarse nuestros niveles de estrés y de ansiedad.
Los
árboles nos dan más que oxígeno, pero parece importarnos poco, muy poco diría
yo, se nos olvida que incluso los árboles pueden regular la temperatura de un
lugar, o ayudar a filtrar el agua de lluvia, que por cierto es uno de los
principales servicios que nos ofrecen, ya que sin ellos no podríamos tener agua
en nuestras casas.
Son
ejemplos de servicios ambientales de los árboles:
-Captan
y filtran el agua a los mantos acuíferos;
-Mitigan
de los efectos del cambio climático;
-Generan
de oxígeno y captan del bióxido de carbono;
-Protegen
la biodiversidad;
-Retienen
el suelo;
-Regulación
de la temperatura;
-Disminuyen
los ruidos y los malos olores
-Son
refugio de fauna silvestre y
-Nos
ofrecen belleza escénica
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