Cuando nuestros ojos exploran una imagen necesitan enfocarse en un
elemento de la misma, algo que destaque del resto; en caso de no conseguirlo la
reacción de quien observa será pasar a otra imagen.
La fotografía –la buena
fotografía- deja de ser un proceso mecánico y electrónico para convertirse en
una obra de interés artístico la cual posee una gran carga de personalidad y
carácter, pero para ello es importante considerar dos propósitos fundamentales:
identificar un motivo y preguntarnos cómo realzarlo convenientemente.
Resaltar el motivo
Son varios los caminos que el
fotógrafo puede tomar para lograr el cumplimiento de este objetivo, controlando
el tamaño, el enfoque del sujeto con respecto al resto de la composición, el manejo
de la iluminación e incluso la elección de un punto de vista y fondo adecuados.
Estos elementos (solos o mezclados) se han potenciado con la inclusión del
mundo digital en la creación de imágenes.
Focal y punto de vista
Cuando nos acercamos a un objeto
con nuestra cámara, aumentamos la fuerza del mismo en nuestra imagen. Lo más
recomendable al momento de realizar el encuadre es eliminar lo que sobra en el
momento de la toma, conviene experimentar con puntos de vista menos
convencionales desde ángulos altos o bajos, observando el fondo y los elementos
que rodean al motivo principal.
Hay múltiples escenas que merecen
nuestra detallada observación, la influencia del color es siempre mayor que la
del blanco y negro. Encontrar un motivo que destaque por su cromatismo, ofrece
una gran riqueza a la composición, sin embargo para llamar la atención con la
utilización del color no es necesario mezclar muchos colores.
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