Quiero un país con conciencia histórica colectiva que exprese la acumulación de los pensamientos que nunca debieron ser tolerados.
Una Venezuela que recuerde que somos hijos de las matanzas y represiones de guerras, de impunidades, crisis económicas, dominación ideológica que nos imponía una forma de pensar y de vivir, de la violencia sin sentido, de un campo abandonado por condiciones de trabajo injustas; quiero una Venezuela que tenga presente que somos sus hijos en crecimiento y que decimos ya basta.
Quiero un país con nuevos acesos a la realidad y nuevas formas de actuar, donde se de mérito no sólo a quien estudia, sino a quien añora estudiar para que dejemos de ser un país de oportunidades perdidas.
Una Venezuela que se nutra de los lazos de solidaridad entre sus paisanos, con igualdad entre ciudadanos, fraternidad entre hermanos, de amor entre vecinos y respeto entre colegas, un país de igualdad entre seres humanos.
Donde se maneje un lenguaje cargado de pluralidad que rompa prejuicios artificiales entre lo público y lo privado, un lugar sin distinciones, donde todos seamos venezolanos unidos en nuestras exigencias, con gente luchadora que busca el progreso cargado de pasión y energía.
Esa es la venezuela que quiero, una venezuela autentica.
