Mirar al pasado a manera de regresión pareciera un pecado, ¿para qué mortificarnos por lo que hicimos si desconocemos lo que haremos en el mañana?, esa es la cuestión; pero en estos espacios de pensar el qué hacer, para hacerlo bien, le quiero dedicar unas líneas, a mi paso del tiempo en estos últimos 3 años.
Al abrir la agenda cae al suelo una certificación de notas de bachillerato y me recuerda el camino mediocre al que puede llevar una evaluación cuantitativa y que designaba (para aquél entonces) que un 20 era para un buen estudiante y que un 10 sólo connotaba pereza mental; a pesar de ello logré llegar a la universidad dónde descubrí que hacer lo que se quiere es sinónimo de hacerlo bien.
Casualmente, me detengo en el mes de febrero, mi agenda está inspirada en el libro “padre rico” de Robert T. Kiyosaki y antes de iniciar el segundo mes del año dice lo siguiente: “una de mis creencias personales más fuertes es que uno se convierte en lo que estudia”, algo bastante cónsono con lo que me sucedió en la universidad.
Viernes 18 de abril, adiós expectativas.
Era una época algo difícil, mi hermana menor –apéndice de mi felicidad- se estaba distanciando de mi, por cuestiones estudiantiles, y era hora de iniciar pasantías, ella me obsequió un libro lleno de verdades, a pesar de llamarse “el secreto” una vez digerido, decidí poner en práctica lo aprendido en esas líneas para conseguir ser aceptado en la empresa donde decidí pertenecer durante tres meses por mi entrenamiento profesional. Por tratarse de una radio con renombre las expectativas crecieron pero este día me tuve que despedir de ellas al ver lo triste y sombrío que ese lugar era –y sigue siendo- lamentablemente se quedó atascado en su época de apogeo y no avanzaron con los nuevos tiempos.
Viernes 20 de junio, inicio del fin.
Para esta fecha la agenda indica que es el fin de mi pasantía, pero el inicio de mi graduación, es ese momento cuando eres estudiante y sólo te queda esperar y prepararte para el gran acontecimiento “presentar el trabajo especial de grado para obtener el titulo como profesional en lo que estudiaste” por suerte y audacia yo presente, la mal llamada Tesis antes de aventurarme en mi práctica profesional. Al iniciar el mes de agosto la agenda tiene escrito: “hace años aprendí que la pasión es una combinación de amor y odio. A menos que alguien sienta pasión por algo, es difícil lograr cualquier cosa”; sin fijarme es en este momento que me percato cuan apasionado fui cuando era estudiante universitario por primera vez; al parecer agosto no fue un mes de gran relevancia en mi vida del 2008 pues nada está escrito durante ese período.
Es octubre, tengo la oportunidad de asistir a un congreso de publicidad en la majestuosa isla de margarita, donde en cuatro días de charlas y conferencias descubro que… en realidad no descubrí nada sólo me divertí al máximo.
Viernes 28 de noviembre, el fin está aquí.
Hoy debo firmar un acta, para formalizar el fin de mis estudios universitarios en el “i.u.t. Jacinto Navarro Vallenilla” lugar que sentí como mi casa de estudios, aunque mas como un hogar de estudios, durante tres años conocí a muchas personas quienes compartieron parte de su vida conmigo y depositaron en mi un voto de amistad que aun conservo, incluyendo a compañeros de clases y profesores.
Sábado 6 de diciembre, acto de graduación.
Las nubes grises estaban, aunque en aquel lugar muchos corazones estaban irradiando felicidad, un gran número de jóvenes culminaban un corto pero placentero camino que les llenó de conocimientos y gratificaciones personales. La sensación es única, sientes como si el mundo te pertenece, como si nadie fuera más grande que tú, sientes que sencillamente, eres el mejor.
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