Siempre se nos ha dicho que el
hombre es el ser más inteligente de todos. Ahora si los comparamos con los
monos pues nos fijamos que no somos tan inteligentes como creemos.
Muchos pensarán “la humanidad
creó el andar en bicicleta” está bien, punto para los humanos, pero los monos
todavía tienen el sentido común de bañarse desnudos –punto para ellos- porque
si nos ponemos a pensar, al principio de los tiempos nosotros también nadábamos
como Dios nos trajo al mundo, pero alguien alguna vez se preguntó ¿Qué tal si
en vez de quitarnos la ropa para nadar, nos colocamos otra? Una teoría que
equivaldría a bajarse del automóvil montados en una patineta.
A pesar de lo que muchos piensen,
la idea –en aquel entonces- fue considerada apropiada y las personas mostraron
menos sus cuerpos y se ahogaron más, no porque no supieran nadar –que viene en
nuestro ADN anfibio- pero si por el peso que representa el uso de esos
elaborados trajes de baños de cuerpo entero, que al mojarse aumentaban su peso
asegurando un hundimiento como si estuvieran abrazando un yunque marca ACME.
Del liberalismo al pudor.
¿Por qué entonces usamos trajes
de baño? La respuesta, aún se desconoce, es un misterio de nuestro insólito
universo. Existen personas que mantienen la presunción de que lo hacemos por
higiene, cosa totalmente falsa porque de lo contrario, nos bañaríamos con ropa
interior y medias para dar mayor uso al cloro de las piscinas por ejemplo.
Otros dicen que es por pudor, tal vez antes los trajes de baño si eran para cubrir
el cuerpo de las personas, pero ahora la historia es diferente.
Algo que tal vez las personas no
han respetado en nuestra era es el pudor, algunas personas (en especial
hombres) demuestran por qué son más inteligentes que los animales al usar una
tanga, y peor aún una tanga de corte brasilera de color blanca para “resaltar”
el bronceado; por supuesto que les resalta el bronceado, tanto que a mí lo
único que me re-saltan de la cara son los ojos para huir en otra dirección.
Por favor personas
exhibicionistas, consideren el uso que los nadadores profesionales -quienes
además tienen cuerpos estructurales- dan a los trajes de baños que cada vez les
cubren más el cuerpo y para los menos pudorosos, si van a seguir la filosofía
de los monos, háganlo en lugares privados, no en Los Juanes.