El Periodismo digital se
sostiene de las características que le ha otorgado la Red y por ello se vale de
características como la hipertextualidad, la multimedialidad, y la
interactividad para lograr un lugar en las masas a través de un proceso que
permite una combinación más libre de los contenidos, la ruptura con los flujos
tradicionales de la información. Los medios digitales permiten a los usuarios
la creación de una cultura propia a partir de la manipulación de objetos
culturales.
Los avances tecnológicos
agilizan los procesos que rigen el mundo de la información, desde el origen de
la noticia hasta su llegada al ciudadano. Esto ha dado lugar a la simplificación
del trabajo y a la unificación de varias funciones en un sólo órgano, con la
consecuente desaparición de puestos específicos tradicionales. Por supuesto no
es una teoría respaldada por toda la comunidad de la información, en la que
divergen otros puntos de vista, pero se hace evidente que los efectos de la
convergencia digital dentro del mundo del periodismo y de la comunicación
suponen algo más que un mero cambio estructural.
Es así que algunos especialistas
se animan a decir que el periodismo como habitualmente lo conocíamos está
condenado a desaparecer. La famosa y mítica primicia ya no vale nada o de muy
poco, porque la publicación de un “tubazo” se ha vuelto vertiginosa, además la
información está tan alcance de la mano que el objeto del deseo del periodismo,
ha perdido casi todo su valor. Con la noticia transformada en una comodidad, el
periodismo tradicional pasa por una crisis de identidad, que se acentúa al
convivir periodistas de profesión con ciudadanos que aportan información,
muchos casos de manera irresponsable, alentados desde los mismos medios para
que envíen a través de las nuevas tecnologías, fotografías o filmaciones de
acontecimientos que antes sólo eran cubiertos por corresponsales o enviados
especiales.
Ante estos planteamientos
también surge la diatriba entre el ejercicio del periodismo por personas
capacitadas o por quienes solo tienen acceso a dispositivos móviles con
conexión a internet, sin embargo ese es un tema extenso digno de otro ensayo;
además existen diferencias entre lo tradicional y lo 2.0 por cuanto el periodismo
ya no se interesará tanto por lo que pasó, sino que está pasando y qué se
podría haber hecho para evitarlo.
Es entonces cuando se manejan hipótesis que
plantean que el periodista ya no tiene el monopolio de la información y tiende
a perder ese lugar especial que tenía en la comunidad, dado que en esta nueva
sociedad de redes, cada ciudadano pasa, potencialmente a ser un productor de
contenidos y un periodista en potencia, lo que en tiempos modernos se le conoce
como un infociudadano. Ya no hay una audiencia indiferente, sino que
eventualmente esa audiencia también genera contenidos.
En este nuevo escenario, es muy que
probable que el periodismo tradicional pase por darle profundidad, análisis y
también el camino de la investigación a las noticias. Tal vez, estamos en
evidencia de la evolución y no de la “rendición” de una profesión, sólo se debe
volver a las fuentes y retomar la búsqueda de la trama del revés de los hechos
y decirle definitivamente adiós a la sobrevalorada primicia, interconectando textos
digitales con múltiples plataformas.
Pero no basta con publicar en Internet para
hacer Periodismo Digital, sino que hay que trasladar los usos y contenidos de
la prensa tradicional a Internet. La diferencia de éste tipo de Periodismo es
que ya no es unidireccional, las personas ya no van a comprar el periódico y lo
leen, sino que leen el periódico digital a través de Internet y pueden opinar a
través de herramientas propias de software sociales, interactuando ya no en una
sola dirección, dando paso a una relación de reciprocidad entre
emidor/receptor.